(Dios a Israel en el AT. Deuteronomio 15.4ª)
(Jesús a sus discípulos en el NT. Juan 12.8ª)
La sociedad sin mendigos de la Biblia no es una utopía, es un mandamiento. Pero Jesús no condesciende, más bien concede por gracia, dice que siempre tendremos pobres. No es la única materia en el que encontramos “brechas de cumplimiento” entre la ley bíblica y la realidad. Y sin embargo la ley queda[i] , es el estándar de calidad social ineludible y al día de hoy basta con iniciar una cruzada en la web para comprobar que los países que han sostenido al menos algunos aspectos de ese estándar son sociedades mejores. [ii]
En el primer post se ha mencionado primero a la naturaleza de la sociedad solidaria como aquella en donde la distribución de propiedad es la base de la sociedad justa y productiva, una idea muy diferente a la tendencia socialista de hoy de “redistribuir” ganancias cobrando impuestos a través del Estado. Si un Estado burocrático sostenido con lo que otros producen no es una falsedad peor que la “utopía” es tema amplio por sí mismo. Pero el de la propiedad de todos y cada uno que hizo de Israel una nación de propietarios muy avanzada[iii] y única en el mundo viene seguido de dos cosas pertinentes aquí. Ahora añadamos al concepto de propiedad general dos instrumentos legales: El jubileo de la tierra, o el hecho de que la propiedad podía hipotecarse o entregarse en prenda por un crédito, pero nunca perderse de manera permanente, y el sistema de crédito mismo[iv]. Con estas medidas, y para ser breve, ya que el lector puede leer las citas por sí mismo, tenemos no sólo un sistema social y productivo justo, sino una sociedad en la que se evita el mal que ha causado muchas iras en la historia, la acumulación capitalista.
Lo que interesa en este post es precisamente la calidad moral necesaria para cumplir esas leyes. No embargar propiedades, y desarrollar una banca local con una visión democrática no puede requerir sino una sociedad de notorio carácter moral. Y es por ello que cuando se trata de impacto del cristianismo no basta con ayudas sociales a los pobres. ¿Quién puede cambiar las estructuras legales de un país para que reflejen un sistema de propiedad universal y protegido? ¿Y quién toma la tarea en el mundo de la industria financiera completamente ajena al desarrollo local? Cito aquí a Alejandro Rodríguez, líder en Juventud con una Misión de Argentina y conferencista internacional en nuestra reunión en Burtigny, Suiza, este pasado Noviembre[v]:
El corazón del rey esta ven las manos de Dios. Pero nosotros somos los primeros quienes
debemos estar abiertos. Una autoridad es tan huérfano espiritual como cualquiera sin Dios.
Pero vamos a los pobres porque nos da una posición de dominio.
Pero es solo parte de la realidad. Los poderosos también deben ser mirados como necesitados.
El post final tratará del marco de la ayuda social, qué y a quiénes, y del problema del olvido del clero.
[i] Mateo 5.17-20
[ii] Ver por ejemplo http://www.worldvaluessurvey.org/WVSContents.jsp
https://www.jstor.org/stable/2657288?seq=1#page_scan_tab_contents entre muchos otros
[iii] I reyes 4.25
[iv] Deuteronomio 15.1-11; Deuteronomio 25.6 y 10; Levítico 25.8-13
[v] https://www.facebook.com/thinktankywam/videos/1461499637238570/ 8-11 Noviembre 2017, Conferencia Think Tank, Burtigny, Suiza
[vi] Deuteronomio 15.2
¿CÓMO SE CONSTRUYE LA SOCIEDAD SOLIDARIA?
Luego de leer comentarios a la primera parte de LA SOCIEDAD SOLIDARIA DE LA BIBLIA con la que unos asienten plenamente, mientras otros dudan de la aplicabilidad del modelo Bíblico, quiero reiterar que el propósito al escribir es generar reflexión y unidad y, por qué no, una posible acción en el futuro.
El primer post de LA SOCIEDAD SOLIDARIA DE LA BIBLIA[1] termina diciendo lo siguiente: Lo que empieza a resonar sin embargo, es que la verdadera solidaridad no consiste en dar ayudas sino en sostener una fuerte moral y una ética nacionales, traducida en sus leyes y en todas sus instituciones para prevenir la injusticia y la pobreza.
En vista del escepticismo que el modelo bíblico de sociedad despierta en algunos quienes atribuyen a las ideas de misericordia de la Biblia el ser “conceptos” no aplicables en las sociedades altamente estatizadas de hoy, esta “parte 2” enfoca en la obediencia motivada por la fe. Se entiende fe objetiva, no mística ni subjetiva. El economista Hernando de Soto, al promover aún sin saberlo las ideas bíblicas de las sociedades protestantes en sus famosos libros publicados en la década de los 90[2] ha dicho que para seguir ese modelo es necesario creer, y que mientras más se demore la fe, más se demorarán los buenos resultados. Si un economista necesita de creyentes, ¿cuánto más lo hará una fe que reta a la mente humanista e independiente de Dios? Vamos por partes, sin olvidar que esto NO es optativo.
Lo primero a mencionar en este post, es el hecho de que el tema nos lleva mirar a los niveles de decisión más altos de una sociedad. Sí, es también “de alto nivel”[3]. En efecto, para llevar a cabo un esquema justo de propiedad, y otras normas fundamentales de la Biblia, se necesitan leyes que recojan el sentir de una sociedad en pleno, que atiendan al deseo y la voluntad no sólo de la mayoría –eso sería sólo insuficiente democracia, esquema griego carente de algo que el pensamiento bíblico puede ofrecer- sino que emanen de una sociedad en consenso.
El pensamiento en forma de pregunta que sigue al anterior es: ¿Y cómo se logra esa sociedad consensual, para así poder formular una Constitución que recoja los ideales de todos? La respuesta obvia es: Educación, la que libera de la ignorancia. Entregar a una nación un modelo social implica antes que formar partidos políticos, educar primero[4]. La inclinación al partidismo político, lamentablemente muy repetida pero explicable por la frustración, en realidad agravará el problema de una sociedad dividida. La educación es la manera de crear movimiento y una sociedad consensual. No sólo eso, es la manera concreta de la cristiandad de conectar moral bíblica a modelo social[5], e igualmente de entrenar a creyentes para ocupar lugares de autoridad política[6], y en otras esferas.
Tenemos que preguntarnos en este punto: ¿estamos las instituciones -iglesias, institutos, misiones, colegios o seminarios- evangélicas educando bíblicamente, y para levantar a creyentes en las esferas de influencia en la sociedad? Se habla mucho de Reforma, mirando hacia el pasado, obviando con frecuencia que en España y otros países de Europa meridional –y de paso el efecto fue tristemente contundente en Latinoamérica- no hubo Reforma sino Contrarreforma; entonces, necesitamos mirar a la Reforma no sólo en retrospectiva sino en perspectiva, o la conmemoración es vana. No olvidemos que a la protesta de Lutero, entrenado en Derecho, siguió la Reforma de Calvino, también Jurista, quien entendió la ley del AT en conexión con Jesucristo, y como una fuente de ideas para reformar Ginebra. Y en efecto, Calvino se encargó de que Ginebra abrazara la educación universal, de modo que cada ciudadano hiciera profesión de fe, para hacer de ella una manera de vida en todos los ámbitos, no sólo el eclesiástico y privado. La educación estatal en no pocos países hoy, por ejemplo, esquematizada para proveer de empleados de niveles técnicos bajo y medio a la sociedad industrial no tiene nada que ver con una educación para reformar sociedades, la que necesita de líderes capaces de conducir una sociedad en consenso, y crear un orden institucional que lo refleje. Más que nada ¿puede una sociedad que no ha sido nunca una sociedad de la Biblia “producir” esos líderes?
Como vemos, una sociedad solidaria es mucho más que una sociedad que organiza “recogidas” de alimentos. Pero para ello hace falta escuchar la voz de la dignidad humana clamando.
CONTINUARÁ
[1] Publicado el 29.11.2017 en www.anaroncal.com
[2] Los libros “El Otro sendero”, y “El Misterio del Capital”, develan las causas de los problemas de las sociedad injustas –aunque no sean muy pobres- y/o poco desarrolladas
[3] Deiteronomio 1.13
[4] El “programa educativo” de Israel tomó un esfuerzo de una generación. Éxodo 18, 20 hasta el final del Pentateuco. Al cabo de cuarenta años, Israel tenía una mentalidad formada alrededor de los aspectos claves de su vida en común, se convirtió en una sociedad de pacto.
[5] Deut. 15.2; Levítico 25.17; Deut. 17.18-19 y muchos otros
[6] Bloomer, Tom. Calvin and Geneva – Nation-Building Missions, His Kingdom Come, págs. 103-118, 2008 YWAM PUBLISHING, Seattle, Wa.; Escobar, Mario. “El protestantismo en el País Vasco – Crónica de cinco siglos de Historia. Págs.. 41-45 El autor menciona a cuatro personas de interés”, de los cuales dos son reinas de Navarra, uno rey de Francia y el cuarto un traductor de la Biblia convocado por una de las reinas